Ya sabes lo que es la energía.
Ahora viene lo importante: entender cómo funciona.
Porque si no sabes cómo va, no puedes gestionarla.
Y si no la gestionas, te pasa lo de siempre: empiezas con ganas, te vienes abajo, y acabas frustrado.
Literal.
No eres un robot, pero tu cuerpo y tu mente funcionan con recursos limitados.
Te levantas con un nivel de energía, y a lo largo del día vas gastando.
Cada cosa que haces consume energía:
Pensar mucho
Hacer ejercicio
Resolver problemas
Tomar decisiones
Discutir
Estudiar
Hablar con gente que no te aporta nada
Y si no cargas bien esa batería (comida, descanso, desconexión, hábitos que recargan), acabas en modo ahorro de energía. Como el móvil cuando queda 5%.
Una verdad incómoda: no puedes estar al 100% todo el día.
Pero sí puedes organizarte para que tu energía te rinda más.
¿Cómo?
La mayoría de personas tienen más energía por la mañana.
Por eso es un error dejar lo importante para la noche, cuando ya estás frito.
Tip práctico: Haz lo más importante del día en tus horas con más energía. No cuando estás medio dormido.
Hay cosas que no solo te cansan, te vacían.
Ejemplos reales:
Estar todo el día en Instagram comparándote con otros.
Hablar con gente que solo se queja.
Estudiar sin pausas y sin foco.
Comer basura y luego querer rendir como si nada.
La energía se gasta. Pero también se malgasta. Y eso es peor.
Hay un concepto en psicología que se llama fatiga por decisiones.
No necesitas sabértelo de memoria, solo entender la idea: cuantas más decisiones tomas en el día, más se agota tu mente.
Por eso tanta gente se levanta motivada… y por la noche no tiene fuerza ni para elegir qué cenar.
Solución práctica: automatiza lo que puedas.
Ejemplos:
Usa ropa simple (como hacen Steve Jobs o Mark Zuckerberg).
Planifica tus comidas antes.
Crea rutinas para no tener que pensar tanto.
No hay misterio: lo que haces suma o resta energía.
Cosas que te recargan:
Dormir bien.
Comer limpio.
Entrenar con lógica.
Reírte.
Estar con gente que te suma.
Hacer algo que te gusta.
Estar en silencio un rato.
Cosas que te drenan:
Dormir mal.
Comer porquerías.
Estar todo el día con el móvil.
Tener discusiones constantes.
No moverte.
Exigirte como una máquina sin tratarte como un ser humano.
Esto es clave.
No naces con “más o menos energía”.
Lo que pasa es que hay gente que sabe cómo recargarse, y gente que va por la vida fundida.
¿Quieres más energía? Entrénala.
Empieza durmiendo 7-8 horas, sin excusas.
Bebe más agua. Sí, hidratarte influye en tu rendimiento físico y mental (lo dice la OMS).
Haz pausas activas si estás estudiando mucho.
Come comida de verdad.
Desconéctate del móvil al menos 1 hora al día.
Hazlo durante una semana. No te prometo milagros, pero vas a notar cambios.
No se trata de estar hiperactivo todo el día.
Se trata de usar tu energía de forma inteligente.
Aprende a decir “no”.
No malgastes energía mental en cosas que no puedes controlar.
Organiza tus días para respetar tus ritmos.
Elimina lo que te drena.
Tu energía es limitada. Pero si la cuidas, te puede llevar muy lejos.
Más lejos que cualquier motivación vacía.